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La población civil, víctima silenciosa del conflicto en Yemen

Fuente fotografía: People fleeing Yemen arrives in Somalia. OIM, 2015.

Datos relevantes

• Desde el inicio del conflicto se contabilizan más de 9.200 víctimas mortales y heridos.

• 15,9 millones de personas precisan asistencia humanitaria, de los cuales 7,9 millones son niños y niñas. 8,4 millones de personas carecen de asistencia sanitaria primaria y 12 millones se encuentran en riesgo de inseguridad alimentaria. Además, 850.000 niños y niñas sufren de malnutrición aguda.

• Las personas desplazadas internas ascienden, aproximadamente, a 550.000, mientras que, en torno a otras 30.000 han huido al Cuerno de África y otros países del Golfo.

El conflicto en Yemen está golpeando muy duramente a una población civil que ya de por sí se encuentra en una situación muy delicada. Antes del conflicto, la mitad de la población del país estaba calificada en riesgo de inseguridad alimentaria. Ésta fue una de las razones que movieron a la población a alzarse contra el régimen de Abdullah Saleh en 2011. Sin embargo, cuatro años después la situación de los yemeníes es igual o peor, puesto que a la calamidad de la pobreza y el hambre se suma la de la guerra.

Contexto del conflicto

Tras las revueltas que tuvieron lugar en 2011 y que culminaron con la renuncia de Ali Abdullah Saleh en 2012, la situación en Yemen ha sido tensa. Abdu Rabu Mansour Hadi, su número dos, asumió el poder, intentando liderar un gobierno de transición en el que tuvieran cabida los distintos grupos opositores del país. Sin embargo, los chiíes huzíes abandonaron la vía política muy pronto y retomaron la resistencia al gobierno central que han mantenido desde su primera rebelión en 2004.

Los huzíes son una secta chií de los zaydíes y deben su nombre a Hussein Badreddin al-Houthi, clérigo que lideró la revuelta contra el gobierno en 2004. Diversas rebeliones se han sucedido durante estos diez años en el noroeste del país, feudo de los huzíes. Sin embargo, en enero de este año lanzaron una ofensiva que les ha permitido conquistar territorios más allá de su zona tradicional, incluyendo la capital del país, Saná, y forzando al gobierno de Hadi a dimitir y a refugiarse en Adén. Desde entonces, se ha desatado un conflicto entre los huzíes, quienes presumiblemente cuentan con el apoyo de los partidarios del ex presidente Saleh, y el gabinete de Hadi, apoyado por los países árabes, especialmente sus vecinos del Golfo.

El conflicto se ha recrudecido debido a la intervención militar de una coalición internacional árabe liderada por Arabia Saudí desde finales del mes de marzo. El reino de los Saud ha desplegado en torno a 150.000 soldados en Yemen y bombardea las posiciones de los huzíes para evitar su avance. La coalición cuenta con el apoyo del resto de países del Consejo de Cooperación del Golfo (a excepción de Omán), Jordania, Sudán, Egipto y Pakistán, temerosos de que un triunfo de los chiíes huzíes pueda favorecer aún más la influencia de Irán en la región. Arabia Saudí no puede permitir un régimen chií en su frontera sur. La división de Yemen, con un 53% de suníes y un 46,9% de chiíes se ha convertido en la plasmación del conflicto que enfrenta a toda la región. Por si todo esto no bastase, el caos existente en el país ha facilitado el resurgimiento del movimiento secesionista del sur y la implantación de Daesh en su territorio, especialmente después de que una de las ramas de Al-Qaeda en la Península Arábiga jurase lealtad al autoproclamado califa Ibrahim (Abu Baker Al-Bagdadi).

La población civil, la verdadera víctima

En esta guerra subsidiaria entre las dos potencias regionales, Arabia Saudí e Irán, los grandes olvidados son los civiles. Según los datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), desde que comenzó el conflicto el 19 de marzo hasta el 18 de mayo el balance asciende a 1.870 víctimas mortales, la mitad de ellos civiles, y 7.580 heridos. Casi 16 millones de personas precisan de asistencia humanitaria, la mitad de ellos niños y niñas. Es una cifra alarmante teniendo en cuenta que la población del país asciende a unos 26 millones de habitantes.

Uno de los colectivos más afectados por el conflicto están siendo los niños y niñas. Así, 130 niños y niñas han sido asesinados durante los enfrentamientos y 260 han resultado heridos. 1,83 millones de niños y niñas han tenido que dejar de ir al colegio debido a que más de 3.500 escuelas han quedado afectadas por la guerra. Además, según datos de UNICEF, en torno a 160 niños y niñas han sido reclutados como combatientes por alguno de los bandos.

Otro de los aspectos más preocupantes del conflicto es la inseguridad alimentaria. 12 millones de personas se encuentran en riesgo de inseguridad alimentaria y 850.000 niños y niñas sufren de malnutrición aguda. El bloqueo naval al que está sometido el país dificulta la importación de fuel y de alimentos, contribuyendo al incremento desorbitado de los precios de los mismos e imposibilitando el acceso de la población en riesgo alimentario. Asimismo, el conflicto ha detenido la actividad agrícola y comercial, con lo que la distribución de alimentos es sumamente complicada.

Entre el 12 y el 17 de mayo se estableció una tregua humanitaria que ha permitido asistir a parte de la población, aunque con tan escaso tiempo hay muchas personas que han quedado fuera del alcance de los organismos internacionales que se encuentran sobre el terreno. Durante este tiempo, el Programa Mundial de Alimentos consiguió asistir a 1,3 millones de personas que se encontraban en emergencia alimentaria. UNICEF proveyó de agua potable a 1,2 millones de personas y de asistencia en saneamiento e higiene a 5.000 y dispensó asistencia prenatal a 1.750 mujeres embarazadas, asistencia sanitaria a 400.000 personas, asistencia sanitaria infantil y materna a 116.000 mujeres y niños y suministro nutritivo a 7.500 niños y niñas. Por su parte, OCHA ha proporcionado ayuda alimentaria a 1,5 millones de personas, distribuido kits de higiene a cientos de familias, se ha incorporado a centenares de niños y niñas a programas de nutrición y miles de personas han tenido acceso a cobijo y artículos no alimentarios. Tras ese paréntesis de cinco días, la violencia ha vuelto a recrudecerse.

Otra dimensión importante del conflicto la constituyen los desplazados internos y los refugiados. Mientras que las primeras ascienden a 550.000, los segundos se acercan a unos 30.000, desplazados a otros países de la península Arábiga o arriesgando sus vidas a través del Mar Rojo para llegar a las costas de Yibuti y Somalia. Pero no sólo se ven afectados los yemeníes. Los aproximadamente 250.000 refugiados somalíes que viven en el país y un millón de inmigrantes sobreviven en campos de refugiados, centros de acogida y zonas urbanas degradadas, sometidos a pésimas condiciones derivadas de los estragos del conflicto.

Teniendo en cuenta la situación, todos estos organismos internacionales han realizado llamamientos inmediatos para conseguir la financiación necesaria para prestar la asistencia humanitaria a la población civil afectada. La OCHA ha solicitado 237,7 millones de dólares, con los que se pretende llegar a 7,5 millones de personas durante los tres próximos meses. Estos se suman a los 747,5 millones de dólares necesarios para Plan de Respuesta Humanitaria previsto para 2015, del que aún sólo se ha financiado un 20%. Mientras tanto, el Programa Mundial de Alimentos ya ha recibido 225 millones de dólares.

La comunidad internacional ha pedido a los distintos grupos armados implicados en el conflicto que cumplan la legislación internacional y se atengan en su comportamiento a lo estipulado en el Derecho Internacional Humanitario, haciendo todo lo posible por proteger a la población civil de la violencia armada. La población yemení no puede ser el chivo expiatorio de las rivalidades regionales entre los Estados suníes y chiíes. De momento, seguimos a la espera de que el mensaje sea atendido por los diferentes actores combatientes.

Documentos relacionados:

Informe nº 8 OCHA

Flash Appeal OCHA

Regional Appeal Yemen OIM

Informe UNICEF

Informe PMA

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