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En tiempos de guerra también hay derechos

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(Para Radio Nederland)
Este miércoles se celebra el 60 aniversario de la firma del cuarto convenio de Ginebra, lo que dio lugar a lo que hoy se conoce como Convenios (o Convenciones) de Ginebra, que regulan la protección a civiles, detenidos, heridos y trabajadores humanitarios durante los conflictos bélicos.

Hoy más que nunca merece la pena recordar la vigencia de los llamados Convenios de Ginebra que han sido ratificados por 194 países y que ponen coto a las atrocidades que se cometen durante la guerra.

Un poco de historia

Si bien se celebra el 60 aniversario de la firma de los Convenios de Ginebra, el origen de estos tratados se remonta a muchos años antes, al siglo XIX.

En 1859, Henri Dunant volvió a su ciudad natal, Ginebra (Suiza), después de haber sido testigo de los horrores de la Batalla de Solferino, en Italia, en la que muchos de los militares heridos morían antes de llegar al hospital porque no se concebía una evacuación de emergencia para ellos.

A su regreso, Dunant fundó la Cruz Roja, estableció las bases del Derecho Internacional Humanitario e inició una campaña internacional para lograr un tratado que estableciera unas mínimas normas en la guerra. El objetivo era limitar las atrocidades que provocan los conflictos bélicos, ya que Dunant asumía que no era posible terminar con ellos.

Dunant convenció al Gobierno de la Confederación Helvética de organizar una Conferencia Internacional que redactara, firmara y adoptara una normativa que estableciera la necesidad de crear lo que ahora se conoce como corredores humanitarios. El texto lo firmaron 16 países en 1864, se llamó Convenio de Ginebra y establecía la obligatoriedad de los estados firmantes de permitir la evacuación de los militares heridos. En 1907 se redactó el segundo convenio, en el que se abarcaba también la guerra marítima, que no se había tenido en cuenta en el primero.

En la I Guerra Mundial la captura de miles de prisioneros tratados de forma inhumana hizo que comenzara a estudiarse la idea de que los prisioneros de guerra también debían protegerse. Así surgió el tercer convenio, firmado en 1929 y dedicado a los prisioneros de guerra. Este convenio establece la necesidad de tratar correctamente a los prisioneros y velar por su salud mental y física. Ese mismo año, se reconoció al emblema de la Media Luna Roja como igual al de la Cruz Roja.

Tras los horrores de la II Guerra Mundial, y ochenta y cinco años después de la firma del primer convenio, en 1949 Ginebra volvió a ser sede de una Conferencia Internacional que redactó el Cuarto Convenio, que revisó y actualizó los tres anteriores.

Plena vigencia de los convenios

Algunas de las garantías previstas en los Convenios de Ginebra, como la observación de los derechos de los detenidos o la protección de los civiles, han atravesado una etapa difícil, por las estrategias llevadas a cabo en la llamada lucha contra el terrorismo.

En este sentido, Marçal Izard, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja, considera que los Convenios de Ginebra están en plena vigencia.

“Había bastantes voces críticas luego de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos, que dijeron que en la lucha contra el terrorismo los convenios ya están muy anticuados y que se tiene que volver a escribir algo nuevo más adaptado al contexto de hoy en día. Sin embargo, desde entonces ya han pasado 8 años casi, y nosotros hemos visto que nadie de los críticos pudo decirnos cuál otro tratado sería mejor para estas situaciones, para proteger a las víctimas”, explica Izard.

Según Izard, los Convenios tal como están planteados sí hablan de la prohibición de actos de terrorismo, lo cual es prueba de que no están anticuados en absoluto.

Por su parte, Francisco Rey Marcos, co-director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, se muestra también positivo respecto de los Convenios, a pesar de reconocer que hay algunos obstáculos que superar y que ha habido graves violaciones de los derechos establecidos en los tratados.

“El mundo yo creo que no hubiera sido mejor si no hubiera existido el derecho internacional humanitario”, dice Rey Marcos. Respecto a la necesidad de adoptar nuevos acuerdos que actualicen los Convenios de Ginebra de hace 60 años, Rey Marcos expresa sus recelos y se pregunta: “Si hoy las Naciones Unidas discutieran una Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿llegaríamos a una declaración como la de 1948 o sería mucho más restrictiva? Si hoy discutiéramos los Convenios de Ginebra de 1949 con la excusa de adaptarlos, ¿llegaríamos a unas formulaciones de tanta protección de los derechos o serían mucho más restrictivas?”.

En opinión de Francisco Rey Marcos, los defensores de los derechos humanos se encuentran ante la paradoja de pasar de ser los impulsores del cambio en la legislación internacional a parecer conservadores, porque prefieren quedarse con lo que existe.

De hecho sí existen adaptaciones de los Convenios de Ginebra, son los llamados protocolos adicionales y hasta ahora se han firmado tres: el primero relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales; un segundo consagrado a los conflictos armados no internacionales; y un tercero que establece el nuevo emblema del Comité Internacional de la Cruz Roja: el Cristal Rojo, con el mismo estatuto internacional que los emblemas de la cruz y la media luna rojas.

Importancia de la Cruz Roja

La historia de los Convenios de Ginebra está estrechamente ligada con el desarrollo de la Cruz Roja. Hemos visto que ambas ideas surgieron de la misma persona, Henri Dunant, en el siglo XIX.

El Comité Internacional de la Cruz Roja aparece en el texto de los Convenios como guardián de su cumplimiento. Los Estados han dado a la Cruz Roja Internacional el mandato de proteger a la población civil cuando hay una guerra, explica Marçal Izard.

Otro rol importante del CICR es informar a la población sobre los Convenios de Ginebra, pues según los últimos informes, la amplia mayoría de los civiles que viven en países en guerra no conocen su existencia. Izard señala que, actualmente, hay 1.500 delegados de la organización trabajando en 80 países afectados por un conflicto armado, con la misión de dialogar con militares, políticos, policía, población civil y grupos rebeldes para hablar sobre los Convenios y el derecho internacional humanitario, que se tiene que respetar.

Vigilancia de su cumplimiento

La existencia de los Convenios de Ginebra necesita de los mecanismos internacionales que garanticen su cumplimiento. En este sentido no son pocas las críticas que se hacen a la comunidad internacional por su incapacidad de presionar o perseguir a quienes operan fuera de lo establecido por el derecho internacional humanitario.

Las Cortes Penales que han surgido en las últimas décadas, especialmente tras el genocidio de Ruanda o la guerra en los Balcanes, son un motivo de esperanza para los defensores del cumplimiento de los Convenios.

“Desde el 2004”, dice Marçal Izard, del Comité Internacional de la Cruz Roja, “tenemos la Corte Penal Internacional. Obviamente esto es un paso importante porque ahora muchos actores armados ya se dan cuenta de que sí puede pasarles algún día que les caiga la justicia encima. Es como un llamado de atención: ‘hay una ley, y uno tiene que respetar esta ley porque si no puede ser que un juez un día se haga cargo de este caso’”, concluye.

Entrevista 1/1

Entrevista 1/2

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