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Actualidad | IECAH en los medios

Entrevista a Jesús A. Núñez «La ilegalización de los Hermanos Musulmanes puede radicalizarlos»

(Para el blog «Miradas árabes»; El País)

La escalada de tensión en Egipto no ha dejado de crecer desde el golpe de Estado contra el presidente islamista, Mohamed Morsi. La última batalla campal, este domingo, dejó 51 muertos en El Cairo. Una situación que preocupa a los expertos. «La ilegalización de los Hermanos Musulmanes [partido de Morsi] alimenta el victimismo de los islamistas y no favorece la estabilidad del país ni la democracia» y, además, «puede radicalizarlos» y dirigirlos hacia la violencia. Así lo cree Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), un thin tank (laboratorio de ideas) español que analiza la acción humanitaria y los conflictos violentos en el mundo árabe, África Subsahariana y Asia central. El profesor universitario y autor del blog Extramundi, que proviene del mundo militar, critica el papel de la Unión Europea ante las primaveras árabes: «ha intentado siempre defender la estabilidad en los países del sur del Mediterráneo, no el desarrollo político ni económico».

Estamos escuchando comparar la situación actual de Egipto con la de Argelia en 1991. ¿Son lo mismo?

Yo creo que no, o al menos quiero que no sea así. Espero que no se repita el error tremendo de Argelia. Pero uno de los puntos sí que es igual: en Argelia, un golpe de Estado bloqueó un proceso político antes de que ganaran los islamistas, y aquello fue visto con satisfacción inocultable por todas las cancillerías occidentales, que justificaron la intervención en las elecciones. Eso lo acabamos de ver en Egipto: todos los gobiernos occidentales han estado de acuerdo en interrumpir un proceso que parecía que llevaba a los egipcios hacia atrás. Esperemos que no se repitan los siguientes errores. ¿Qué se hizo luego en Argelia? Ilegalizar al Frente Islámico de Salvación (FIS). ¿Qué error se acaba de cometer en Egipto? Ilegalizar a los Hermanos Musulmanes(HM).Y otro error: liberar a Mubarak, porque significa volver a la casilla de salida.

¿Entonces dónde están las diferencias entre ambos procesos?

En mi opinión, ahora no estamos abocados a una guerra civil con 200.000 muertos, como ocurrió tras las elecciones argelinas, entre otras cosas porque los HM no han tomado la opción de la violencia, aunque algunos estén tratando de decir que son lo mismo que Al Qaeda. El partido de Morsi quiere seguir jugando al juego político en los resquicios que el sistema les permita.

¿Puede la ilegalización radicalizar a los Hermanos Musulmanes?

La ilegalización llevará a una fragmentación, habrá que ver si es buena o es mala, porque puede debilitarlos pero también puede radicalizarlos. Los partidarios de Mohamed Morsi pueden entender no tienen sitio en el juego político, porque cuando empiezan a ejercer el poder los expulsan por la fuerza. Eso puede generar una fragmentación interna entre quienes piensen que hay que moderar el discurso para participar por vías democráticas y quienes piensen que hay que radicalizarse y recurrir a la lucha armada para imponer sus ideas. No sabemos todavía por dónde va a ir. La ilegalización alimenta el victimismo y no favorece la estabilidad del país ni la democracia.

Ha ocurrido lo mismo en Argelia, en Palestina y en Egipto: cada vez que gana un partido islamista, lo expulsan del poder

Esta forma de actuar está dirigiendo a los partidos islamistas hacia un radicalismo que, en un momento determinado, puede derivar en violencia. También hay que ver qué ocurre con los salafistas, que ahora mismo intentan aparecer como «el chico bueno» dentro del ámbito islamista para aprovechar el hueco que le dejen e intentar acaparar el voto islamista y participar en el juego político subordinados a los militares.

¿La Unión Europea está apoyando la democracia en los países que han vivido una primavera árabe?

No. Claramente no. Desde 1957 con el Tratado de roma, llevamos firmados más de siete acuerdos y tratados con los países mediterráneos no comunitarios para «buscar un espacio euromediterráneo de paz y prosperidad compartida», pero si miramos hacia la otra orilla vemos que no hay ni desarrollo ni mucho menos paz. Lo que la Unión Europea ha intentado siempre defender ante los países del sur es la estabilidad, no el desarrollo político ni económico, es decir, mantenimiento del statu quo por encima de cualquier consideración. Eso es hasta lógico: si yo estoy en una posición de ventaja, cualquier cambio es una mala noticia. El juego al que la UE trata de jugar tras la descolonización es la de mantener, con una pandilla de impresentables, el tráfico de las materias primas energéticas por tierra y por mar. Si garantizan eso, el resto de sus problemas nos dan igual, tanto si las mujeres llevan burka como si se respetan los Derechos Humanos.

Jesús Núñez Villaverde / Foto: M. Á. M.

¿Cómo ha sido la reacción europea?

Cuando arrancan las primaveras árabes, la UE se encuentra en su contradicción: de un lado, decimos que promovemos la democracia y los DDHH pero, cuando la gente reclama esto en los países vecinos del sur, empezamos a asustarnos porque el escenario está cambiando, y además porque hay posibilidades de que lo haga hacia el islam político, al que desde 2001 -con la guerra contra el terror- se equipara al terrorismo. Nos hemos visto con dificultades para no decir abiertamente que estamos contra las revoluciones árabes, porque va en contra de nuestro discurso, pero temerosos de que de ahí salga algo que cuestione nuestras ventajas. Entonces ocurre algo como el golpe de Estado en Egipto y otra vez mostramos nuestra verdadera cara.

Si a la UE le da tanto miedo el islam político, ¿cómo es que tiene tan buenas relaciones con Arabia Saudí o los Emiratos del golfo pérsico?

Europa se mueve por intereses, no por valores o principios. Como el régimen saudí nos vale para el juego que queremos mantener en la región, nos da igual que sea una dictadura, que no haya Derechos Humanos, que no haya democracia… Si fuera verdad que los valores y principios fueran la guía fundamental de nuestra acción exterior, ningún gobierno de la UE tendría relaciones con el régimen saudí. Nuestro discurso se desmorona antes y después de las revoluciones. Esto no quiere decir que los occidentales no queramos democracia en el mundo árabe, lo que nos da miedo es el tránsito a la democracia, eso es lo que genera inestabilidad. Llevamos décadas defendiendo la estabilidad, así que la inestabilidad nos da pánico; si además permite que el islam político adquiera más poder, nos intranquiliza todavía más.

Tras dos años de primavera árabe, ¿qué balance podemos hacer?

Para mí, la primavera árabe es un invento mediático que no tiene sentido, es un título llamativo pero no refleja ninguna realidad, porque hay 22 países árabes, y solo en Túnez, Libia, Egipto y Yemen ha caído el dictador, lo que además no ha significado que llegue la democracia. Así que no ha sido una primavera árabe ni en cantidad ni en contenido.

Egipto, tradicional líder del mundo árabe, se desangra en sus problemas internos. ¿Qué otro país podría llenar su hueco?

No sé si habrá alguno que lidere a los 22, aunque quizá sí regionalmente. En el Magreb, es eterna la rivalidad entre Marruecos y Argelia; no por casualidad tienen cerradas sus fronteras desde el año 1994. En Oriente Medio, hay una competencia muy clara entre países -no todos son árabes- que tiene a Irán por un lado y a Arabia Saudí por el otro. Mientras, Turquía tiene la doble cara de candidato a la Unión Europea pero posible líder del mundo turcomano. Siria es el mejor ejemplo: en ese conflicto están jugando sus cartas Irán, por un lado, y Arabia Saudí por el otro, pero hoy por hoy ninguno de ellos puede imponerse a los demás a corto plazo. Recordemos además que en los inicios de la primavera árabe, Ergogan [primer ministro de Turquía] se paseaba por los países árabes y la gente lo aclamaba. Irán también quiere jugar a lider de Oriente Medio. Hay competidores, pero creo que Egipto va a seguir siendo el líder natural del mundo árabe, incluso con todos los problemas que tiene.

¿Ve alguna salida al conflicto sirio?

Sí, pero no va a satisfacer a nadie que piense en el cambio. Habiendo llegado a las tablas en el terreno militar, el camino que queda por delante es convencer a ambos bandos de que vayan a Ginebra II y lleguen a un acuerdo de reparto del poder de tal forma que no caiga el régimen, sino que solo desaparezca Bachar el Asad y continúe alguien de su familia, y que haya rebeldes dispuestos a aceptar compartir poder con el régimen. Dentro, no parece que El Asad vaya a caer; mientras que fuera, todos los países occidentales siguen creyendo que el presidente sirio es un mal menor, en el sentido de que cualquier alternativa es peor que él. Todo el mundo está interesado en armar una escenografía teatral en Ginebra II en el que se llegue a un acuerdo; porque la otra opción es que Siria se siga deteriorando y no parece que los rebeldes, cada vez más fragmentados, estén en disposición de acabar militarmente con el régimen.

¿Por qué cree que Estados Unidos no llevó a cabo finalmente la intervención en Siria cuando se daba ya por segura?

Mientras no me demuestren lo contrario, creo que se debió a una metedura de pata de [el secretario de Estado de EEUU] John Kerry. Barack Obama está intentando desempantanarse de Oriente Medio, no quiere meterse en un conflicto largo, y como tiene presión de quienes apuesta por echar abajo el régimen de El Asad, tiene que decir algo, y el límite que pone son las armas químicas, que es un listón muy muy alto. El régimen sirio ha aprendido y lo que está haciendo es matar poco a poco para no provocar un escándalo internacional. Hay 14 casos de uso de armas químicas en Siria en este año, lo que ocurre es que en agosto hicieron un ataque mayor y saltó a los medios. En ese momento, Obama se ve atrapado, pero no por acabar con el régimen de El Asad, sino por la credibilidad de EEUU, que ya había lanzado un ultimátum. Si no, ¿cómo quedaría su credibilidad ante Irán o Corea del Norte? El presidente de EEUU estaba ya negociando con los republicanos un apoyo al ataque, y en ese momento Kerry confunde una rueda de prensa prebélica con un debate académico, y suelta una consideración teórica que Rusia atrapa al vuelo. En un mes, Rusia pasa a ser defensor de los DDHH por el caso Snowden y se convierte en pacifista, mientras Washington queda como belicista. Así se juega a este juego. Ahora mismo, Obama le debe un favor a Moscú, y se lo hará pagar.

¿Qué intereses defiende Rusia en Siria?

Se insiste muchas veces en el tema comercial, pero Siria no es nada para la economía rusa. Rusia es un suminstrador de armas al régimen, y compra y vende cosas, pero no es tan importante. Más influyente es la base naval en Tartús, porque es la base en la que los buques de guerra rusos pueden operar en el Mediterráneo; sin ella, la base más cercana está en el Mar Negro, y desde ahí hace falta permiso para pasar. Esto significaría que Rusia desaparecería del Mediterráneo, y eso tiene peso en el juego estratégico. Además, los rusos tienen miedo a la exportación del terrorismo suní a sus repúblicas del Cáucaso, como Chechenia o Uzbekistán. Por eso prefieren que este tipo de extremistas se entretengan en otros escenarios, como Siria. Por otro lado, si su competidor mundial, EEUU, está empantando en este escenario, no tiene tanta capacidad para preocuparse de qué hacen ellos en Europa Oriental y en Asia Central, donde Rusia está recuperando espacio.

¿Está Marruecos vacunado contra la primavera árabe o vivirá más protestas?

Hay que reconocer que, ya antes de este periodo Marruecos, con todas su deficiencias, no era Siria ni Libia. Ya llevaba varios pasos por delante de un proceso de transformación, luego estaba en mejores condiciones para poder gestionar un movimiento de este tipo. Además, el rey fue más o menos rápido en hacer elecciones, una Constitución, etcétera. Aunque eso no significa que se haya blindado al régimen, básicamente porque las condiciones socioeconómicas de la mayoría de los marroquíes son penosas, y esas carencias podran ser instrumentalizadas por alguien para mover el escenario. En el Rif, por ejemplo, hay un 90% de mujeres analfabetas y la esperanza de vida es de solo 49 años; esas condiciones las pueden utilizar en su beneficio movimientos como Justicia y Espiritualidad, si es que no quieren jugar al juego político.

¿Cómo valora la intervención de Francia en Malí?

La operación francesa en Malí fue tardía e insuficiente, pero necesaria. Si no se hubiera hecho, hoy Mali sería como Afganistán con los talibán. Otra cosa es que lo que se ha hecho va a servir para consolidar un Estado de Derecho en Malí o dar seguridad en todo el Sahel. Como siempre en toda guerra asimétrica, el débil no enfrenta batalla al fuerte, sino que desaparece, por eso ahora hay extremistas en Túnez, en Libia, en Níger y en Mauritania, es decir, el Sahel. Sabemos que los elementos militares, por sí solos, no van a resolver el problema; si no hay un esfuerzo sostenido en el tiempo para promover desarrollo social, político y económico, volveremos a la situación anterior, no solo en Malí sino en toda la región. Lo que verdaderamente hace falta en el Sahel es promover el desarrollo económico, y a eso no nos hemos dedicado nunca; lo hemos puesto en el mapa simplemente porque ha surgido la violencia.

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