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8 de septiembre – Día del Cooperante

Con más de 300 ataques a cooperantes en 2011, la seguridad se impone como prioridad en organizaciones humanitarias …

Acción Contra el Hambre

«Con más de 300 ataques a cooperantes en 2011, la seguridad se impone como prioridad en organizaciones humanitarias»

• En 2011, 308 cooperantes fueron objeto de ataques directos, provocando 86 muertes, 127 heridos graves y 95 secuestros (datos de Humanitarian Outcomes).

• La integración de personal y estructuras para gestionar la seguridad de los equipos humanitarios debe constituir una prioridad para las organizaciones humanitarias.

El espacio humanitario (el territorio en el que las organizaciones humanitarias pueden ayudar a las víctimas de crisis y conflictos) se está reduciendo de forma alarmante en muchos lugares del mundo, en gran medida debido a la violencia y a las trabas políticas. Los cooperantes se están convirtiendo en el blanco directo de los grupos armados, dificultando enormemente el acceso a las víctimas en las condiciones mínimas de seguridad para los equipos sobre el terreno. A la amenaza de la inestabilidad política se suman ahora ataques directos, secuestros o extorsiones, por grupos terroristas o milicias en regiones más como Sahel, Cuerno de África u Oriente Medio, obligando a las organizaciones a una suspensión temporal o definitiva de los programas de ayuda.

Garantizar la seguridad con personas, mecanismos y estructuras

La lección aprendida de todo esto es que las organizaciones humanitarias deben incorporar mecanismos, estructuras e incluso personal centrado en la gestión del riesgo en sus operaciones. Es algo que Acción contra el hambre lleva realizando años: «somos las propias organizaciones, en primera instancia, las responsables de nuestra seguridad y esto debemos hacerlo de una forma profesional que, en la ecuación del riesgo (amenaza x vulnerabilidad) nos permita disminuir nuestra exposición al peligro», explica Gonzalo de Palacios, referente de seguridad en Acción contra el Hambre. Para cada una de sus misiones, la organización evalúa el nivel de riesgos y busca un equilibrio, que a veces puede ser muy tenue, entre los riesgos que pueden ser asumidos por los equipos y el impacto operativo de las actividades.

¿Cómo lograrlo? Hay que implantar una cultura común (organización y trabajadores) de gestión de la seguridad adherida a los principios humanitarios de imparcialidad, humanidad, neutralidad e independencia.

«La estrategia de seguridad de Acción contra el Hambre está basada en dos pilares principales: la aceptación (de la organización por parte de la población local) y la protección (a través de estrictos protocolos de seguridad). Todo empieza por una definición del mandato y rol de la organización en el país de intervención y el análisis detallado y constante del contexto de trabajo. A continuación debe realizarse un análisis exhaustivo de las amenazas y de los riesgos, actualizado continuamente y, sobre la base del mismo se diseñan los procedimientos y herramientas de seguridad para cada país que todo cooperante debe cumplir (p.ej. límites en los horarios de circulación, vigilantes nocturnos en las casas u oficinas, comunicación constante por radio o teléfono satélite durante los desplazamientos, etc.). En casos de incidentes hay que realizar una gestión adecuada de la crisis y terminar el proceso extrayendo conclusiones y retroalimentando un proceso que, por su naturaleza, debe actualizarse continuamente.

Se trata, en definitiva, de que la organización y el cooperante sean los primeros responsables de su seguridad.

Un facilitador y no un obstáculo

De cara al futuro, la gestión del riesgo podría mejorar si se tratase la seguridad como un facilitador y no como un obstáculo: «si las amenazas contra personal internacional crecen en una zona conflictiva, retirarnos y no actuar no es la única opción posible: podemos seguir proveyendo ayuda a través de personal nacional o de nacionalidades menos expuestas, o cambiar el perfil de visibilidad de la organización trabajando de una forma más discreta».

«En cualquier, caso, la respuesta final al problema solo puede ser una: el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario que establece el acceso libre y directo a las víctimas de crisis humanas», puntualiza Olivier Longué, Director General de Acción contra el Hambre.

 

 

Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional e independiente que combate la desnutrición infantil a la vez que garantiza agua y medios de vida seguros a las poblaciones más vulnerables. Intervenimos en más de 45 países apoyando a más de siete millones de personas. Nuestra visión es un mundo sin desnutrición; nuestro primer objetivo, devolver la dignidad a quienes hoy viven amenazados por el hambre.

 

 

Más Información y entrevistas con portavoces:

Acción contra el Hambre

Alicia García / Carlos Riaza – 91 3915306, 91 771 1672, 609 018 735

www.accioncontraelhambre.org

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