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Crisis olvidadas: Yemen

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El atentado frustrado del pasado diciembre contra un avión norteamericano con rumbo a Detroit volvió a poner en el mapa a Yemen, donde el terrorista fue reclutado y entrenado por la rama de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA). Poco después las embajadas de varios países occidentales en el país fueron cerradas por riesgo de atentado. Sin embargo, la situación yemení no es nueva y representa el reflejo de varias crisis yuxtapuestas que sitúan al país en una situación peligrosa de cara al futuro

Situación y contexto

Yemen es un país situado en la península arábiga, tradicional y con una estructura social basada en clanes. Religiosamente, el país está dividido casi al 50% entre suníes y chiíes. Su población se encuentra en un proceso de crecimiento exponencial, rozando ya los 30 millones, con unas previsiones para 2050 que apuntan a los 60. Económicamente, depende de unos recursos petrolíferos escasos y a punto de agotarse completamente en los próximos años. A todo ello se une un alto nivel de corrupción, que termina por dibujar un panorama al borde del colapso.

Yemen fue colonizado por el imperio otomano y el británico, creando una división aguda entre el norte otomano y el sur británico, que está en el origen de la guerra civil. Los procesos de independencia fueron diferentes y tuvieron casi 50 años de diferencia (1918 en el Norte, 1967 en el Sur). En 1990 ambos países se unificaron, aunque cuatro años más tarde estalló una guerra civil derivada de la falta de acuerdo e ineficiencia del gobierno unificado. Aunque el Sur tenía la intención de recuperar su independencia, la superioridad militar del gobierno central decantó la guerra de su lado y le permitió consolidar su actual dominio político, social y cultural.

Las crisis de Yemen

En Yemen no se puede hablar de una sola crisis, sino de al menos tres que están íntimamente interrelacionadas. La primera se identifica con la insurrección en la provincia de Saada por parte de tribus zaydíes. La segunda está provocada por la situación en el sur del país. Por último, la tercera deriva del reto que plantean las organizaciones terroristas que actúan libremente en el país. Todas ellas se ven atravesadas por una incapacidad de actuación casi nula por parte del gobierno de Saná y por un choque ideológico entre las diferentes confesiones y percepciones islámicas.

– La insurgencia zaydí

Desde 2004 se libra una guerra intermitente en la región de Saada, en la frontera con Arabia Saudí. Las causas estructurales del conflicto son múltiples ya que une antiguas reivindicaciones, visiones religiosas y políticas enfrentadas, radicalización en torno al discurso antiamericano de Irán y Hezbolá, subdesarrollo y desequilibrio en el sistema tribal del país. El grupo armado que se enfrenta a las Fuerzas Armadas Yemeníes (FAY) está encabezado por el clan Houthi, de origen zaydí, chií, que afirma ser descendientes del Profeta Mahoma1. Este grupo armado es, en realidad, una amalgama de vertientes ideológicas y religiosas que van desde colectivos fuertemente ideologizados por Irán y Hezbolá, a otros que defienden la herencia e importancia del zaydismo, aunque la mayoría son tribus que defienden su territorio de la represión e intromisión del Estado yemení2.

El conflicto surgió principalmente por la ruptura en el equilibrio existente entre las visiones islámicas dominantes en Yemen. Tradicionalmente los grupos suníes y chiíes han convivido de manera pacífica; sin embargo, una progresiva estigmatización de ambos grupos, de raíz económica y política, ha provocado el enfrentamiento. El subdesarrollo general es un perfecto caldo de cultivo para el reclutamiento y la insurrección armada, a lo que suma la marginación económica de la región por parte de un gobierno central prácticamente inexistente.

En todo caso, es la actitud del gobierno de Saná la que ha provocado la escalada armada. Por un lado, y bajo la influencia de los yemeníes que volvieron de hacer la yihad contra los soviéticos en Afganistán, ha utilizado grupos salafistas cercanos o vinculados a Al Qaeda para luchar contra las fuerzas Houthi. Por otro, las acciones de las FAY- que incluyen bombardeos indiscriminados de aldeas- han generado un sentimiento de solidaridad que ha sumado numerosos aliados a la causa Houthi, expandiendo así el conflicto y volviéndolo más inextricable.

Desde la capital este conflicto se ve como un reto contra el difuso poder central, conectado también con las luchas por la sucesión del presidente Saleh, con las FAY- muy influenciadas por los yihadistas locales- como un actor principal en términos de poder e influencia en el gobierno actual. En ese marco son crecientes las críticas contra la posible elección del hijo de Saleh, Ahmed Alí Saleh, como sucesor. Además, el conflicto también preocupa a Arabia Saudí- que ha optado por intervenir militarmente-, tanto por estar situada en una frontera apenas delimitada a la que puede extenderse la violencia, como por el reto que supone a su influencia wahabí en la sociedad yemení.

– La situación en el Sur

La recuperación del espíritu nacionalista en el antiguo Yemen del Sur se traduce en un desafío para la integridad del país. Varios grupos agrupados como Movimiento del Sur, con el Partido Socialista de Yemen a la cabeza, han ido paulatinamente escalando tanto sus acciones como sus demandas contra el gobierno central, con la aspiración de recuperar la independencia de la antigua República Popular de Yemen del Sur. Sus protestas comenzaron en 2007 de manera pacífica, pero el deterioro de la situación y la falta de capacidad del gobierno de Saná han provocado una escalada que ha culminado en enfrentamientos armados entre fuerzas de seguridad, grupos paramilitares leales al gobierno y el citado Movimiento.

No puede extrañar que este principio de insurrección armada, que se enmarca dentro de los problemas políticos estructurales que sufre el país, trate de despertar los durmientes sentimientos nacionalistas del Sur en su oposición a un poder central cercano al colapso total. Por su parte, el gobierno ha enfocado el conflicto con una actitud desafiante y represora, que causó más de 25 muertes en 2009.

– Las redes terroristas

A principios de 2009 las ramas de Al Qaeda en Arabia Saudí- fuertemente atacada por el gobierno de Riad- y de Yemen se fusionaron, formando Al Qaeda en la Península Arábiga, que se supone responsable del intento de ataque al avión con destino a Detroit. Sin embargo, la insurgencia yihadista en Yemen no se limita a la formación de ese nuevo grupo, sino que es consecuencia de diferentes factores.

La inoperancia del gobierno yemení ha convertido al país en un santuario para cualquier tipo de grupo armado. Su debilidad e incapacidad, junto a la influencia wahabí y al profundo empobrecimiento de su población han facilitado a diferentes actores violentos un refugio seguro y el reclutamiento de combatientes en Yemen3.

Sumado a las propicias condiciones para la actividad terrorista, cabe destacar el poder y presencia de multitud de excombatientes yihadistas en Afganistán, empleados asimismo para sofocar las revueltas del Sur y Norte del país. De ese modo, el gobierno ha incrementado el poder de estos grupos. Actualmente, AQPA representa una grave amenaza tanto para el gobierno yemení como para Arabia Saudí, y si Yemen continua descendiendo hacia el caos que representa convertirse en un Estado fallido, AQPA irá gradualmente fortaleciendo su posición y capacidad.

Perspectivas de futuro

Yemen se encuentra en una situación extremadamente peligrosa, muy cercana a convertirse en un estado fallido y luchando en tres frentes diferentes y a su vez ligados entre sí por la falta de capacidad y legitimidad de su gobierno. La insurrección del Norte puede llegar a detenerse, pero lo más probable es que solo momentáneamente ya que el gobierno, a día de hoy, no tiene la capacidad de satisfacer las demandas de los rebeldes. Lo mismo puede aplicarse al conflicto en el Sur. El conflicto con los grupos yihadistas liderados por AQPA se puede ver alimentado a su vez por el creciente poder de Al-Shabbah en Somalia y la enorme cantidad de inmigrantes somalíes en Yemen. La conexión AQPA–Al Shabbah, a través del Mar Rojo, puede significar un desafío para la seguridad mundial. Mientras tanto, la empobrecida y amenazada población civil sufre las consecuencias de estas derivas violentas, sin que el gobierno atienda sus necesidades, como lo demuestra la previsión del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo al estimar que Saná será la primera gran urbe del mundo que agote sus reservas de agua.

Notas:

1.- El líder y fundador del movimiento es Hussein Badreddin Al-Houthi, importante figura de la región que llegó a ser parlamentario en Saná. Murió en combate en 2004 y fue sucedido por su hermano, Abdul-Malik Al Houthi.

2.- International Crisis Group (2009). Yemen: Defusing the Saada Time Bomb. Sanaá y Bruselas: ICG Middle East Reports Nº 86.

3.- Para más información sobre este fenómeno, consultar Salehyan, Idean. Rebels Without Borders: Transnational Insurgencies in World Politics. Nueva York: Cornell University Press. 2009.

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