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Análisis | Relatorías

Resumen de la sesión «¿Desastres silenciosos o silenciados? Un rostro cambiante»

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– Ayer tuvo lugar en el Auditorio de La Casa Encendida la primera de las 6 sesiones previstas en la segunda edición del ciclo «Crisis olvidadas: haciendo visible lo invisible» donde profundizamos sobre desastres naturales y de origen antrópico.

– Con motivo del Día Internacional para los Riesgos de Desastres ayer tuvimos el honor de contar con la directora del CRED, Debarati Guha-Sapir ,centro de referencia internacional, y experta en epidemiología de desastres, en un interesante diálogo con Santiago Gil, representante del FICR.

Ayer tuvo lugar la primera de las 6 sesiones «¿Desastres silenciosos o silenciados? Un rostro cambiante». Todas ellas tienen como objetivo común dar luz a aquellas crisis que se han visto invisibilizadas por la inmediatez de los tiempos mediáticos y la presencia sucesiva de otras. El codirector del IECAH, Jesús A. Núñez, y la coordinadora del área de Educación y Solidaridad de La Casa Encendida, Blanca Rosillo, fueron los encargados de inaugurar el ciclo que se desarrollará hasta el próximo 29 de octubre.

¿Por qué los «pequeños desastres» atraen menos atención que los grandes si en ocasiones suponen un mayor número de personas afectadas y pérdidas económicas? ¿Existen respuestas políticas al silencio de ciertos desastres? ¿El aumento de la desigualdad en el mundo puede hacer que los desastres silenciados sean más frecuentes? A esta y otras muchas cuestiones se dieron respuesta ayer en la primera sesión celebrada en La Casa Encendida con la inauguración la segunda edición del ciclo Crisis olvidadas: haciendo visible lo invisible. Una jornada en la que participaron Debarati Guha-Sapir, directora del CRED, que nos deslumbró con la labor del centro y con su propia experiencia, y Santiago Gil, representante del FICR, que moderó la sesión con interesantes aportaciones que enriquecieron la conferencia.

La sesión se encargó de ofrecernos una visión objetiva y con datos debidamente contrastados de la situación actual y evolución de los desastres en el mundo, tanto naturales como de origen antrópico.

Con el fin de introducir al público asistente a la temática, Debarati Guha-Sapir inició la ponencia presentando la labor del CRED. A partir de peticiones expresas por diferentes países, se realiza una investigación y análisis siempre en colaboración con organizaciones locales y la comunidad. El CRED cuenta con un equipo multidisciplinar y multinacional que se encarga de formación, investigación y ofrecer experiencia técnica en emergencias humanitarias con especial interés en salud pública y epidemiología.

Santiago Gil introdujo la agenda de este año en materia de desastres, ya celebrada o prevista en un futuro próximo: la III Conferencia Mundial sobre RRD (Sendai, marzo de 2015), la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (Nueva York, septiembre de 2015), la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático (París, diciembre de 2015) y la I Cumbre Mundial Humanitaria (Turquía, mayo de 2016).

De acuerdo con los datos aportados por el CRED en el Annual Disaster Statistical Review 2014 se ha podido identificar una ligera disminución en la cantidad de desastres. No obstante, Debarati remarca que aún no podemos ser optimistas puesto que ese descenso de eventos solo se ha podido apreciar en tres años, tiempo insuficiente como para hablar de tendencia, e incluso más aún cuando estamos hablando de una cantidad de desastres tan elevada.

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan tanto los países en vías de desarrollo como los desarrollados son las inundaciones. Es el evento meteorológico más frecuente y cada vez aparece con mayor intensidad de forma generalizada en todo el mundo. Sin embargo, son los terremotos los que más víctimas mortales desencadenan.

En cuanto a pérdidas económicas producidas por los desastres naturales, EE UU se sitúa a la cabeza, seguido por Japón y China. Según la profesora Guha-Sapir, este hecho se produce porque los daños económicos son mayores cuanto más rico es un país, ya que en un país como Pakistán la gravedad de los daños materiales serán devastadores, pero, en términos absolutos a nivel mundial, las pérdidas económicas serán siempre menores.

Con la ayuda de Santiago Gil, nos introdujimos en los desastres de origen antrópico presentando el estudio recién publicado por el CRED que ha analizado el uso de armas contra civiles en Siria, Civilian deaths from weapons used in the Syrian conflict. Los datos revelan que los civiles (hombres, mujeres, niños y niñas…) están siendo objetivos directos sin discriminación por bombardeos en la región. Debarati puso de ejemplo el ataque al hospital de Kunduz en Afganistán, el cual fue bombardeado durante una hora cada 15 minutos; no fue un accidente, fue una estrategia de guerra deliberada.

¿Por qué hay tantos desastres naturales considerados «pequeños» que apenas aparecen en los medios? ¿Acaso se les considera parte de la vida cotidiana o algunos gobiernos se encargan de ocultarlos? O, ¿porque son desastres de lenta evolución que no está claro el momento en el que ha de recibir la atención mediática correspondiente como son las epidemias o las sequías? Son preguntas que se lanzaron al hablar sobre el papel de los medios tras mostrar un mapa en el que quedaba clara la desproporcionada atención que recibió el huracán Sandy en EE UU olvidando por completo el resto de desastres que estaban aconteciendo en el mundo al mismo tiempo.

Por su parte, Debarati destacó la labor tan importante que desempeñan los medios a la hora de informar pero que, muchas veces, por falta de recursos, no llegan a cubrir todos los desastres que suceden en el planeta; sería injusto culparles. Los medios por definición, especialmente los periódicos, son un negocio cuya labor es dar luz a lo espectacular. Los responsables de dar cobertura a estos «pequeños» desastres menos mediáticos son los gobiernos locales y la comunidad internacional.

Se posiciona de acuerdo con la opinión de que los gobiernos toman dos posturas cuando ocurre un desastre dentro de sus fronteras; por un lado, el gobierno puede solicitar ayuda internacional al considerar que no puede hacer frente a las consecuencias del desastre, y, por otro, el gobierno que opta por silenciar el desastre al no querer mostrar su incapacidad de reacción ante este.

A modo de conclusión, se habló de la importancia de la preparación y de la implicación y el fortalecimiento de la población local y sus organizaciones. Para ello, resulta interesante el uso de las nuevas tecnologías siempre y cuando sea de una forma estudiada y reflexionada previamente; la promoción de los fondos de emergencia y la necesidad de cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1.5 (fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se encuentran en situaciones vulnerables y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y otras crisis y desastres económicos, sociales y ambientales). En este punto, resulta interesante que lo humanitario se vincule al desarrollo, que se traducirá en estrategias fundamentales de prevención.

Como broche final, Debarati Guha-Sapir quiso hacer hincapié en que los más vulnerables en un conflicto no son las personas que cruzan una frontera, ya que, en la mayoría de los casos, tienen poder adquisitivo suficiente como para hacer el viaje. Las personas más vulnerables son aquellas que se quedan atrás, los desplazados internos, los más pobres; y de ellos no tenemos ninguna información.

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