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Entrevista a Enrique Yeves, Director de la Oficina de Información de la FAO para España y Andorra

enrique

Enrique Yeves es director de Oficina de Información de la FAO para España y Andorra con sede en Madrid desde el 4 de octubre de 2010.

Tiene una amplia trayectoria tanto en el mundo del periodismo como en el de Naciones Unidas, donde ha sido Portavoz del Presidente de la Asamblea General en Nueva York y Director de la Televisión de la ONU así como responsable de comunicación de la FAO en Roma. Como periodista, ha trabajado para TVE, la BBC en Londres, la agencia Reuters y el Grupo Zeta. Asimismo, ha sido galardonado con varios premios internacionales, como el prestigioso «CNN World Report Award» y el «Stories from the Field» de la ONU.

La FAO colabora con sus Miembros y toda la comunidad internacional para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). El objetivo nº1 se relaciona directamente con el hambre, que es el principal motivo de preocupación para la FAO. ¿Se han logrado avances en materia de erradicación de la pobreza? ¿Es posible alcanzar dicho objetivo para el 2015?

En lo que respecta a los ODM y, en concreto, al primero de ellos (reducción de la pobreza, al menos, a la mitad), cabe afirmar que ha habido ciertos avances aunque, dada la situación en la que nos encontramos en estos momentos, va a ser muy difícil que se puedan alcanzar para antes del 2015, aunque todavía estamos a tiempo. Fundamentalmente, ha habido mejoras en algunos países que han desarrollado las políticas correctas en la lucha contra el hambre y la pobreza pero, en general, el número de personas que pasa hambre en el mundo ha aumentado.

¿Podría dar una cifra estimada de las personas subnutridas en el mundo?

En el año 2009 superamos la barrera psicológica o la barrera histórica de los 1.000 millones de personas que sufren hambre crónica en el mundo. El año pasado, y por primera vez en 15 años, la cifra se redujo ligeramente y en la actualidad son 925 millones de personas las que pasan hambre. No obstante, la mala noticia es que la cifra sigue siendo increíblemente alta. Asimismo, este año es probable que este número ascienda, con la crisis alimentaria y los últimos sucesos con los precios de las materias primas, del petróleo y la crisis prolongada que tenemos con los precios de los alimentos. Una situación similar, aunque no idéntica, ocurrió en el pico de la crisis del año 2008, con el período de los alimentos, pues la subida del precio de dichos productos hizo que más de 80 millones de personas entrara en el umbral del hambre crónica.

¿En qué país/países se ha/n producido resultados significativos y qué medidas ha/n adoptado para reducir la subnutrición? ¿Cuáles han quedado más rezagados y por qué?

Las buenas noticias son que hay países que han hecho los deberes y sabemos cómo se elimina el hambre y cómo se reduce la pobreza. Es, por ejemplo, el caso de América Latina, donde países como Nicaragua, Jamaica o Brasil (en especial, este último) han experimentado avances espectaculares en la reducción de la pobreza y del hambre. Además, Brasil tiene el añadido de que constituye casi un continente, dada su extensión, con lo cual esas reducciones en los índices de pobreza y de alimentación, con el Programa Hambre Cero, han resultado ser de gran importancia.

Hay grupos de países donde, además de las situaciones normales en el atraso del desarrollo, se producen crisis prolongadas. Dichas crisis se pueden producir por diversas causas: por ejemplo, es el caso de Afganistán o de Irak (por cuestiones bélicas) y Haití (por cuestiones de desastres naturales).

¿En qué punto nos encontramos en la actualidad?

A menudo la gente piensa que el hambre es una cuestión crónica, que vive con nosotros desde el principio de la humanidad y que no tiene solución alguna. Vivimos en un mundo, el del siglo XXI, lleno de paradojas. Somos capaces de llegar a la luna, de llegar a Marte, capaces de llevar a cabo desarrollos tecnológicos -con un simple «click» del ratón nos conectamos a Internet y tenemos toda la información al alcance de nuestras manos- y, sin embargo, 1.000 millones de personas de 6.000 millones -es decir, 1 de cada 6- se muere de hambre. Esto es algo intolerable.

Vivimos en un planeta que produce el doble de los alimentos que necesita, por lo que no se trata de un problema de falta de recusos. Por ejemplo, Naciones Unidas calcula que se necesitarían alrededor de 44.000 millones de dólares anuales en los próximos 10 años para cumplir los ODM: los países de la OCD dan a su agricultura, en subsidios agrícolas, 360.000 millones de dólares al año. Eso significa que cerca de 1.000 millones de dólares diarios otorgan los países ricos a su agricultura para que compitan en los mercados internacionales con los países pobres. 360.000 millones de dólares ya es una cifra que se podría invertir en la lucha contra el hambre.

Sin duda alguna, hemos llegado a este punto por una cuestión de falta de voluntad política, porque el hecho de que, en la actualidad, haya gente que pasa hambre no sólo es un escándalo, sino que es totalmente remediable. Bastaría que los líderes políticos cumplieran aquello que han prometido.

Las últimas estimaciones de la FAO reflejan que en los últimos 10 años ha habido un considerable deterioro de la subnutrición, ¿podría enumerar las principales causas reales del hambre y la malnutrición a nivel mundial?

En primer lugar, uno de los aspectos fundamentales es el estado de abandono del sector agrícola, justo cuando más lo necesitamos. Por ejemplo, en los países donde había hambrunas, como Asia en los años 80, se destinaba en torno al 20% de los recursos nacionales a la agricultura. Hoy en día, los países pobres o afectados por ese tema están dedicando al sector agrícola alrededor del 4 – 5% y en lo que respecta a ayuda al desarrollo la proporción es similar. Este abandono del sector agrícola viene acompañado de una falta de voluntad política y de visión, pues el objetivo principal debiera ser erradicar el hambre y la pobreza, que se encuentra en el sector rural. Decía Nehru, primer ministro de la India, que había que invertir en «agricultura, agricultura y agricultura». Según él, era la única forma de salir adelante.

Otro aspecto de gran relevancia es el comercio internacional y sus reglas. Desde la FAO creemos que deberían existir unas reglas de comercio internacional que fueran más justas para todos los países, sobre todo para aquellos más pobres.

En lo que respecta a la innovación y la investigación agrícola, durante los últimos años, se han producido mejoras gracias al aumento, en gran medida, de los rendimientos agrícolas con el uso de semillas mejoradas, mejores condiciones de riego y técnicas agrarias. Sin embargo, se estima que en el año 2050 la población mundial habrá crecido a 9.000 millones, por lo que habrá que aumentar, al menos, un 70% la producción agrícola. Es un reto que sólo se puede llevar a cabo invirtiendo en investigación y tecnologías apropiadas hacia el aumento la producción (siempre respetando el medio ambiente).

Tratamos nuestro planeta como si sus recursos fueran infinitos, como si viviéramos en el neolítico.Debemos cambiar el modelo de relación con la naturaleza o destruiremos el planeta, como ya está ocurriendo con el cambio climático.

La mujer es otro punto imprescindible, ya que juega un papel primordial en el desarrollo, de cohesión familiar y de inversión y, sin embargo, está discriminada.

Por último, cabe destacar la estabilidad política y social.: todos los puntos que se han abordado anteriormente (protagonismo de la mujer en el mundo rural, innovación e investigación agrícola, mejora de las reglas del comercio internacional…) solo pueden darse en situaciones estables de paz. En aquellos lugares en los que hay conflicto, no sólo no se avanza, sino que se retrocede brutalmente porque no se dan ninguna de las premisas de estabilidad para que se puedan desarrollar los países.

Como bien sabemos, la crisis de la economía mundial, que estalla después de la crisis alimentaria 2006 – 2008 desempeña un papel fundamental en el fuerte aumento del hambre en el mundo.¿Qué impacto ha generado en la población de los países en desarrollo?

El pico de la crisis alimentaria del 2008 hizo que del 2008 al 2009 unos 80 millones de personas entraran en el fatídico grupo de personas que sufren hambre crónica. Sin embargo, en estos momentos, llevamos, por octavo mes consecutivo, un alza de los precios de los alimentos básicos a niveles de récord. Para la población pobre significa que, aproximadamente, las familias dedican en torno al 70 – 75% de los recursos para alimentarse. Si, como es el caso de los últimos años, se duplica el precio de los alimentos, la gente no puede comer y es en este punto cuando la desesperación entra en juego y se desencadenan conflictos que ya vimos en la primera oleada de 2008.

¿Podría citar los principales motivos de la subida de los precios de los alimentos y algunas medidas normativas que los países en desarrollo podrían utilizar para hacer frente a dicho incremento?

Los precios de los alimentos suben por tres motivos fundamentales:

El primero tiene que ver con una reducción de las cosechas a nivel internacional en los grandes países productores que se debe, fundamentalmente, a fenómenos climatológicos –este es el caso de la gran sequía que hubo en Rusia, en el centro de Asia y en Argentina, así como en otros países productores.

El segundo motivo se centra en un aumento de la demanda, sobre todo por parte de los grandes países asiáticos (China e India). Cuando baja la oferta y sube la demanda, suben los precios.

Por último, el tercer elemento es un poco polémico: el papel de la especulación en los mercados internacionales, pues hay inversores que están tratando de ganar dinero aunque sea a costa de vidas humanas, como estamos viendo.

Algunos países y presidentes, como el presidente Sarkozy, han puesto sobre la mesa del G8 una iniciativa para tratar de evitar que en los mercados internacionales se pueda especular con ciertos productos alimentarios básicos. Desde el punto de vista de la FAO, obviamente cualquier medida que tomen los países con respecto a limitar la especulación de los productos alimentarios será siempre bienvenida.

¿Qué se entiende por «soberanía alimentaria»?

El derecho a la alimentación, para la FAO, constituye un derecho básico: por el mero hecho de nacer, una persona tiene derecho a ser alimentada. Este hecho trae consigo que las normativas y legislaciones que nos guían deberían -o deben, mejor dicho- garantizar ese derecho fundamental.

El concepto de soberanía alimentaria fue introducido en 1996 por Vía Campesina en Roma, con motivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO. Hay una tendencia de ciertos sectores (ONG y grupos sociales principalmente) que empiezan a desarrollar este concepto de la soberanía alimentaria dentro del ámbito nacional para que se pueda cumplir el derecho a la alimentación de las personas.

Aunque es un concepto que todavía no está definido, cabe afirmar que es un principio positivo, pues trata de que el derecho a la alimentación sea respetado y cubierto en las legislaciones y sea tomado en cuenta en el sentido más amplio de la palabra para los ciudadanos.

¿Cree que la demanda de la OCDE por una liberalización del comercio agrícola se centra en el interés de los más desfavorecidos?

En primer lugar, debemos ser claros y precisos cuando se utilizan las palabras: no se puede hablar de liberalización del comercio internacional cuando los países de la OCDE están inyectando 360.000 millones de dólares subsidiando sus agriculturas. Es necesario definir unas «reglas de juego» lo más justas posibles así como equitativas para todos. Hay ciertos elementos, como ocurre en la vida diaria de todo ciudadano, que deben ser garantizados, independientemente de las reglas del mercado, como es el derecho a la alimentación. No podemos utilizar el argumento de la liberalización de los mercados a costa de vidas humanas, pues hay ciertos límites en esta economía de mercado que los seres humanos debemos tener claro y debemos limitarlo.

«El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2010 – 2011» se centra en el papel clave que desempeña la mujer en el mundo rural. ¿Por qué se decide tratar este tema? ¿Cuál es el principal objetivo que se persigue?

La FAO publica cada año «El estado mundial de la agricultura y la alimentación», que recoge datos de producción, del hambre y la malnutrición en el mundo, etc.. y se centra en algún aspecto que consideramos importante destacar para mejorar el desarrollo sostenible de los países.

Este año, en efecto, el tema central es el papel de la mujer en el sector rural, ya que su presencia resulta fundamental como motor de desarrollo. En muchos países, es la mujer la que trabaja en el campo y mantiene, al mismo tiempo, a la familia, mientras que el hombre emigra a la ciudad a trabajar. Es la que mantiene la agricultura de supervivencia básica y, sin embargo, no está protegida de forma adecuada. Es el caso, por ejemplo, de algunos países africanos, donde una pareja con sus hijos trabaja un campo que pertenece a esa familia. Un día el marido muere y, como la tierra no puede estar en manos de la mujer, ésta solo tiene dos opciones: o casarse con otro hombre (normalmente un familiar del marido para poder seguir manteniendo la posesión de esas tierras) o marcharse con su familia a otro lugar, con todo lo que ello conlleva.

El objetivo que se pretende conseguir con el presente informe, por lo tanto, es que la mujer tenga –como mínimo- los mismos derechos que el hombre. En muchos proyectos de la FAO y de desarrollo en general se está poniendo cada vez más en boga que los recursos no se le den al hombre, sino a la mujer. Estudios empíricos demuestran que los recursos que se canalizan a través de la mujer son, por lo general, susceptibles de ser mejor utilizados para el desarrollo familiar, a los hijos, que a través del hombre. Por ello, es importante que el papel de la mujer sea a todos nos niveles reforzado desde el punto de vista legislativo. Es el caso, por ejemplo, del Programa Hambre Cero en Brasil, que canaliza las ayudas por medio de las mujeres, proporcionándole recursos económicos para alimentos, siempre ligado a que sus hijos estén escolarizados.

¿Qué medidas o qué políticas se pueden adoptar para poner fin a la discriminación de la mujer en el mundo rural?

Lo primero que se debe hacer es establecer medidas legales a nivel local para que la mujer ostente los derechos de tenencia de tierra, herencias, usufructo de la tierra, etc. Es fundamental que en muchos países de Asia, África o América Latina se lleven a cabo mejoras importantes en el ámbito puramente legal.

Dada la actual escasez de agua en ciertos lugares del mundo y las estimaciones que indican que, para el 2025, 1.800 millones de personas vivirán en regiones sin agua, ¿qué soluciones se recomiendan adoptar por parte de la FAO?

La FAO ya viene, desde hace tiempo, denunciando que el agua puede ser en los próximos 30 años uno de los motivos de conflictos bélicos más importantes a nivel mundial. De toda el agua que hay en el mundo, solo el 0.7% la utiliza el ser humano para llevar a cabo sus actividades diarias.

Hay alrededor de 263 ríos en el mundo cuya cuenca es compartida por distintos países y ello puede ser una clara fuente de conflictos. Con el cambio climático, especialmente, los recursos hídricos se están reduciendo cada vez más y, por lo tanto, constituye otra causa de conflicto. De hecho, ya lo es y tenemos claros ejemplos, sobre todo, en Oriente Medio. Es el caso de Israel, Jordania o los Territorios Palestinos ocupados. El año pasado, estuvo a punto de estallar un conflicto bélico entre Turquía y Siria por el uso de unos recursos hídricos. Entre Uruguay y Argentina se desencadenó, asimismo, un conflicto muy importante por el uso de las industrias papeleras del Río de la Plata que comparten ambos países. Todo ello deja claro, una vez más, que el agua es, cada vez, más preciada.

Entre las soluciones que se pueden establecer, destacaríamos la existencia de legislaciones claras y específicas sobre el uso compartido de los recursos. Otra vía sería mejorar los sistemas actuales de irrigación, pues hay algunos que suponen una pérdida importante de agua. La FAO, por su parte, llama la atención sobre ese tema y cree que se debería realizar avances en las políticas de mejora del agua, para evitar, entre otras cosas, su desperdicio y que se convierta, en un futuro, en una posible fuente de conflictos.

A modo de conclusión, y como organismo que vela por conseguir un mundo sin hambre, donde la agricultura y la alimentación mejoren los niveles de vida de todos los habitantes, en especial, de los más pobres, ¿qué puntos destacaría como prioritarios en la agenda actual?

Sin lugar a dudas: la voluntad política como factor prioritario en la agenda actual, con el fin de erradicar el hambre en el mundo. No hay que inventar nada, pues ya se han establecido una serie de compromisos internacionales desde las Cumbres de la Alimentación de la FAO y de los ODM, con plazos, inversiones y políticas claras. Todos sabemos que es muy fácil inundar un discurso de palabras amables y bonitas para aparecer en los medios de comunicación. Sin embargo, hay que pasar de las palabras a los hechos en política internacional, sobre todo en el campo del desarrollo. Existe, por desgracia, una gran dualidad entre lo que dice y lo que se firma en las grandes cumbres internacionales y en las políticas que se ejecutan en la realidad. En estos momentos, el hambre en el mundo es un tema puramente de voluntad política; no es un problema de aumento de la producción ni un problema técnico.

Sabemos cómo hacerlo. Es, simplemente, un problema de voluntad política.

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