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DDHH en las Américas, ¿según se mire?

(Para Radio Nerderland)

La publicación simultánea del Informe anual de Amnistía Internacional del año 2012 y del Informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre los derechos humanos en el mundo y su envío al Congreso, ponen de manifiesto, una vez más, los diferentes raseros que se usan para valorar una cuestión de carácter universal como son los derechos humanos.

Y en lo que afecta al continente americano, las diferencias de enfoque son tan grandes en algunas materias, que resulta necesario hacer alguna reflexión al respecto. Porque, no conviene olvidar, que en las Américas existe un Sistema Interamericano de Derechos Humanos con diversos organismos que deberían haber permitido avanzar en planteamientos aceptados por todos los Estados parte, que evitaran este uso tendencioso y sesgado que algunos hacen de los derechos humanos.

Los incontrovertibles datos de Amnistía Internacional

Resulta significativo que en la nota de prensa que acompaña al Informe anual de Amnistía Internacional, la primera referencia es sobre la situación en Guantánamo y la ilegal retención en la base militar estadounidense de 171 hombres que, en muchos casos, desconocen de qué se les acusa y cuál puede ser su situación futura.

Aunque el presidente Obama se comprometió a cerrar el centro de retención y a normalizar la situación jurídica de los detenidos, los avances han sido muy escasos y, en plena precampaña electoral, el candidato Obama parece haberse olvidado del tema. Tan solo cinco de los detenidos, los acusados de haber participado directamente en la planificación de los atentados del 11 de septiembre de 2001, han iniciado un proceso judicial ante una comisión militar. El llamado «limbo jurídico», que es en realidad un infierno, continúa.

Junto a esto, y aún reconociendo los avances en algunos países del continente americano, el Informe de Amnistía expresa su preocupación por la situación de los defensores de los derechos humanos en países como Colombia, México o Brasil. Al mismo tiempo, uno de los temas en los que el informe pone más énfasis es en el impacto negativo en materia de derechos humanos de las comunidades indígenas que tienen muchos de los proyectos extractivos que se están generalizando en el continente. Lamentablemente, en algunos otros temas como las ejecuciones extrajudiciales en México o Colombia, o los abusos policiales, la corrupción de la fuerza pública en numerosos países o el hacinamiento en las cárceles, los cambios respecto a informes de años anteriores son prácticamente nulos.

DDHH como arma arrojadiza

Frente a la visión que contiene el Informe de Amnistía Internacional, el Informe del Departamento de Estado de EE.UU. comienza poniendo su énfasis en otras cosas: «Estados Unidos señaló a Cuba, Venezuela, México y Honduras como los países de Latinoamérica que registraron más violaciones a los derechos humanos en 2011, en un informe que también denuncia el problema de la impunidad en Colombia.» Así de simple para los analistas del Departamento de Estado. Al menos, el Congreso de los Estados Unidos deberá decidir ahora cuál debe ser su política en el caso de las violaciones de los derechos humanos en los países con los que más colabora Estados Unidos, como Honduras, México o Colombia.

Afortunadamente, las coincidencias entre ambos informes son también abundantes, y sería en torno a esos temas que se plantearían propuestas. Temas relacionados con la impunidad, las faltas de garantías judiciales, la corrupción o el respeto a los instrumentos jurídicos internacionales y, especialmente, a los del Sistema Interamericano, deberían incorporarse como prioridades en la agenda estadounidense, pero no parece que vaya a ser así. Además, mucho nos tememos que mientras existan situaciones como Guantánamo, o el mantenimiento de la pena de muerte en muchos Estados o las graves violaciones de los derechos de la población inmigrante, la legitimidad de los Estados Unidos para impartir doctrina en materia de derechos humanos está cuestionada. Estos mismos días, un informe de Human Rights Watch llamaba la atención sobre la vulnerabilidad de los trabajadores agrícolas inmigrantes frente a la violencia y el acoso sexual en Estados Unidos, y la necesidad de medidas para controlarla.

Liderazgo vacante en derechos humanos

El continente americano sufre, como otras zonas del mundo, numerosas situaciones atentatorias contra los derechos humanos que amenazan, especialmente, a las poblaciones más vulnerables. Pero, a diferencia de otras regiones, dispone de mecanismos institucionales que no se utilizan tanto como se debiera.

Para evitar estos dobles raseros, este uso politizado de los derechos humanos, los procedimientos previstos desde el llamado Pacto de San José de 1969 (Convención Americana de Derechos Humanos) y acuerdos posteriores, tendrían que revitalizarse, y algún mandatario americano debería tomar la iniciativa. Precisamente, informes como el de Amnistía Internacional ponen de manifiesto la falta de voluntad de los mandatarios internacionales en esta materia. «El fracaso del liderazgo se ha convertido en una cuestión global durante el último año, en el que los políticos han respondido a las protestas con brutalidad o indiferencia. Los gobiernos deben demostrar un liderazgo legítimo y rechazar la injusticia, protegiendo a quienes no tienen poder y poniendo límites a los poderosos. Ya es hora de anteponer las personas a las empresas y los derechos a los beneficios». Así se expresó Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional en la presentación del Informe ¿Quién acepta el reto?.

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