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VI Cumbre de las Américas al nivel del mar: fiasco sin paliativos

(Para Radio Nederland)

Aunque las expectativas de la VI Cumbre de las Américas eran escasas, los resultados han sido todavía menores, y el hecho de que no se haya llegado ni tan siquiera a una declaración final común no admite muchas interpretaciones: fracaso.

Evidentemente, las lecturas más o menos maniqueas que hacen los líderes participantes, y en especial el presidente colombiano Juan Manuel Santos, organizador de la misma, presentan las cosas de otra manera y no reconocen este fracaso.

Y tal vez para Colombia sea cierto: ha dado muestras de una capacidad organizativa y diplomática importante, ha mejorado sus relaciones con el resto de países dando una imagen muy distinta de su situación, y en breve presentará su Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. Pero los temas relevantes de la Cumbre apenas han avanzado y en ellos las cosas siguen como antes.

Crónica de un fracaso anunciado

Pese a los esfuerzos de la cancillería colombiana y los movimientos previos de muchos líderes latinoamericanos visitando Cuba los días previos a la Cumbre, todos los datos parecían indicar que en este tema no se iba a poder avanzar mucho.

Las declaraciones de muchos mandatarios sobre que «esta va a ser la última Cumbre sin la presencia de Cuba», se han quedado en buenos deseos y, tanto Estados Unidos como Canadá, no han cedido un ápice y han bloqueado un posible avance. Frente a la unánime posición del resto de países.

El presidente estadounidense Barack Obama, en un proceso preelectoral que se presenta más complicado que el de hace cuatro años, no ha querido mostrar ningún signo de debilidad en este contencioso, aunque el aislamiento cubano, iniciado en plena época de la Guerra fría, es un anacronismo hoy en día.

Conviene recordar que la propia diplomacia cubana no ha querido echar más leña al fuego, en unos momentos en que se acercan las elecciones en Estados Unidos y un posible triunfo republicano pudiera ser aún peor para sus intereses. Pero ni tan siquiera ese gesto ha sido tenido en cuenta y en este tema la Cumbre se salda con un fracaso y, lo que es peor, no se vislumbra ninguna hoja de ruta para su resolución.

Tampoco Argentina ha encontrado apoyos por parte de los países del norte a sus reivindicaciones sobre las Malvinas y la salida apresurada, poco menos que dando un portazo, de la presidenta argentina Cristina Fernández, simbolizan este fiasco en los temas más polémicos que ahora vive el continente americano.

En lo relativo a las cuestiones vinculadas con las drogas, tan solo se ha producido un inicio de debates que deberán continuar en los próximos años. Pero, al menos, el hecho de que se inicie la discusión, debe interpretarse como algo significativo que rompe la hegemonía del pensamiento único estadounidense basado en la prohibición, sin reconocer que la demanda y el consumo están en su territorio.

Y las consecuencias en términos de violencia, corrupción e inseguridad, las sufren otros. Por ello aunque algunas posiciones puedan parecer como populistas e incluso oportunistas, han tenido el mérito de abrir el debate. Debates que caminan más rápido de lo que los líderes del norte creen.

Muchas Américas

Cuando hace décadas se eligió esta terminología «las Américas» para estas Cumbres se hacía para enfatizar el hecho de la existencia de cuatro subcontinentes geográficos (Norte, Centro y Sur América más el Caribe).

Pero al día de hoy parece claro que más allá de las meras diferencias geográficas, las realidades políticas y sociales del continente son muy variadas y que agrupaciones como el ALBA, pese a su debilidad en estos momentos, suponen visiones de los problemas y soluciones a los mismos muy diferentes.

Por otro lado, en estos años Brasil se ha consolidado como un líder mundial y por supuesto regional y esto, como reflejan las tensiones en la visita de la presidente brasileña Dilma Rouseff a los Estados Unidos, no está siendo suficientemente reconocido por Barack Obama.

En cualquier caso y pese a estas limitaciones y al innegable fracaso global, el hecho de que se haya realizado la Cumbre, y que se haya producido la presencia de la práctica mayoría de presidentes y jefes de estado del continente es algo más que un mero ritual.

Todos tienen interés en el mantenimiento de un sistema interamericano que, pese a sus limitaciones, puede ser útil. En los tiempos que corren, y tras años de olvido por parte de Estados Unidos del resto del continente, la mera reunión de esos líderes es algo destacable.

Aunque sus miras, al día de hoy sean limitadas. Comparar como hacía ayer de modo ridículo algún analista esta Cumbre con la de Yalta tras la II Guerra Mundial es algo totalmente fuera de lugar. Si no ha habido más avances ha sido porque un país los ha bloqueado: el de siempre. Habrá que seguir esperando.

 

 

 

 

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